- Es una larga historia, sentémonos ..........
Se situó detrás de un árbol, en la sombra, como siempre había estado. A lo lejos un cura daba la bendición sobre un ataúd que se perdía entre la hierba. Mientras entre sollozos, su esposa, hijos y familiares le otorgaban el último adiós. Ella solamente se limitó a arrojar una pequeña lágrima que calló sobre el polvo del camino mientras huía del lugar.
Se dirigió a la ciudad, ante un gran edificio, donde tantas veces se habían amado, donde dentro de aquellas paredes se sentía libre. Subió sigilosa las escaleras para no llamar la atención de vecinos, como siempre había hecho, entro en el piso y una vez allí abrió despacio la puerta de la habitación del fondo. Gabriela, la asistenta, estaba allí. Se afanaba rápida en las tareas, recogiendo todos los detalles que delataran que la noche anterior, había habido una historia de amor. Leire se acercó a ella para coger las copas que sostenía en sus manos y alzando una al trasluz susurró:
-Todavía puede verse sus labios con los restos de mi carmín posados en el cristal.
-¿ Que haces aquí mi niña? Debes irte, han llamado diciendo que vendrán a recoger sus pertenencias ante un Notario.
-Yo también vengo a llevarme un último recuerdo de él
-¡Pero no puedes llevarte nada¡ todo es demasiado valioso. Esas copas son de una colección de Swarosky, ¡se darán cuenta¡ y todo lo que hay en esta habitación es de anticuario ó de valor incalculable, pueden culparme a mí¡
-No todo. Dijo mientras revolvía entre los papeles del escritorio de Nogal.
-¿ Que buscas?
-Un almanaque chino.
-Lo he tirado a la basura, espera ¡ aquí tienes¡ ¿ para qué quieres esto?
Leire se aferró al almanaque y se deshizo en lágrimas, todas las que había guardado prisioneras dentro de su alma:
-Tan solo a unas horas de su muerte y ya han puesto en marcha el testamento, sin embargo yo, que lo amé como nadie, sigo en la sombra. Yo, la que todo el mundo juzga por mi juventud y belleza. Yo, a la que han convertido en una caza fortunas. Yo, que habría dado mi vida por él ¡ ni siquiera he podido abrazarle en la cama del hospital y decirle adiós ¡ Y tú me hablas de fortunas y de rehacer mi vida....... Ni siquiera tú has creído en nuestro amor, tú que nos vistes mirarnos a los ojos, que has sido cómplice de nuestro romance secreto ¡ ni siquiera tú¡ ¿También lo pensabas verdad? Podía adivinarlo en tu gesto cada vez que nos dejabas solos. Este almanaque, a pesar de su mísero valor económico, aunque no pertenezca a ninguna colección de museo, era nuestra vida juntos, es lo único que me queda de él. Anoche lo trajo el repartidor de comida China, un regalo de la casa. Después de cenar, mientras brindábamos con champagne, me pidió que me casara con él. Le abracé con todas mis fuerzas y le pedí algo a cambio: ‘’ Solo me casaré contigo si nos vamos sin maletas, huyamos, empecemos de cero, sin nada, es la única forma en la que los dos nos demostraremos que nuestro amor es solo eso, amor.....necesito que el mundo sepa que no quiero tu dinero’’
Me quité la alianza de diamantes que había puesto en mi dedo y fijamos una fecha de boda en el almanaque, el veintiuno de Marzo, ese día nos uniríamos para siempre y empezaríamos un nuevo camino, sin riquezas, solos él y yo. Nos iríamos a Canneto di Caronia, un pequeño pueblo costero de Sicilia, empezar nuestra vida juntos desde cero, sin deber nada a nadie, olvidando que le debía la vida a Dios y que se la quitaría horas después en un maldito accidente. Por eso me lo llevo Graciela, porque este almanaque es el único testigo de que nuestro amor fue cierto.
- Es una historia muy triste. Ahora entiendo amigo mío que no quieras desprenderte de este Almanaque. ¿ Pero como llegó a tus manos?
-Aquella noche, desatados por la furia de su deseado casamiento, me engendraron a mí, yo soy el hijo bastardo del Duque de Monferrot. Mi madre, al enterarse de que llevaba un hijo en su vientre...... cambió de parecer, salió de las sombras en las que había permanecido oculta tantos años y luchó porque yo llevara y luciera con orgullo el apellido de mi padre. A los 18 años me contó esta historia, solo con una condición, que amara a mi padre por lo que era y no por su dinero.
-¿Entonces.... toda tu fortuna? Creí que había sido de la herencia de tu padre.
-Si, así es amigo mío. Dos años después, al cumplir los veinte me pudo la avaricia y reclamé por ley lo que me pertenecía y consideré mío por derecho legítimo. Mi madre se sumió en una enorme tristeza. La madrugada del veintiuno de Marzo amaneció muerta con el almanaque reposando en su regazo, con una ligera sonrisa de bienvenida en sus labios, como si alguien hubiera venido a buscarla. La habitación, ajena a las inclemencias del tiempo, permanece constantemente en un ambiente gélido y húmedo que llega a calarte los huesos, incluso algunas noches, cuando el whisky se convierte en mi incansable compañero, he creído escuchar risas y besos que provienen de allí. Ese almanaque, ese pedazo de papel que preside la sala entre cuadros de Miró y Velázquez, es todo lo que fue y será mi madre. Destruí su valor incalculable como prueba de amor, para convertirlo en el único testigo, de que yo ¡ Andoni Monferrot¡.....solo soy un bastardo miserable.
P.D: Este post, din duda alguna ................ va por Cruela, ¡gracias xata¡.
Muakkiss.